martes, 28 de julio de 2009

Brasil e Irán: ¿cada vez más cerca?


Brasil se perfila hoy como el socio sudamericano más deseado tanto por Irán como por Israel, y se ha planteado que se ocupe en el futuro próximo de mediar el conflicto palestino-israelí. Brasil es una de las mayores economías del mundo y uno de los países emergentes más influyentes en el escenario internacional y su política exterior, dirigida por Itamaraty, lo ha posicionado como un perfecto candidato a mediar en los asuntos del Medio Oriente. Sus relaciones estratégicas con Estados Unidos, con poderes emergentes como China, India, Rusia y Sudáfrica, con la región sudamericana-incluyendo regímenes radicales de izquierda- y con países del Tercer Mundo, hacen que las credenciales internacionales de Brasil posean una característica clave en el mundo de la política internacional actual: “equilibrio”.

La reciente penetración iraní en la región latinoamericana- especialmente en Venezuela- han llevado a Israel a prestar mayor atención al espacio político ocupado por los países latinoamericanos, hecho demostrado por la visita de su canciller, Avigdor Lieberman, primero en viajar a la región en 22 años.

Los ojos del Medio Oriente voltean de a poco hacia Sudamérica y se focalizan sobre todo en el país más influyente: Brasil. El Ministro de Relaciones Exteriores israelí, durante su visita por Brasil, manifestó al presidente Lula la intención de su país de que Brasil sea el mediador en las negociaciones de paz en Medio Oriente.(1) En la misma semana el canciller brasileño, Celso Amorim, ratificó la pronta visita del presidente iraní Ahmadineyad al Brasil. Se observa de este modo un probable fortalecimiento de las relaciones brasileñas tanto con Israel como con Irán.

Para comprender mejor los orígenes y el contexto de esta nueva situación en el presente artículo se hará un racconto de las relaciones entre Brasil e Irán de los últimos años en tres materias clave: intercambio comercial, política nuclear, y política internacional. Finalmente, se analizarán las declaraciones y actitudes de apoyo de Lula en torno a las conflictivas elecciones iraníes del mes de junio.



Intercambio comercial

Si bien a nivel global la región latinoamericana tiene muy poca participación en la balanza comercial iraní, al punto que Brasil recibe menos del 0,1 por ciento de las exportaciones de ese país, Brasil resulta un aliado comercial muy importante para Irán, dado que más del 80 por ciento del comercio bilateral entre Irán y América Latina está representado por el intercambio con Brasil.

Los principales productos de exportación de Brasil a Irán son las carnes y los comestibles, seguidos de las grasas y los aceites, el azúcar, los cereales, los residuos de las industrias alimenticias, los automóviles y las partes para aeronaves. Por otro lado, los principales productos que Brasil importa de Irán son en orden de importancia, los minerales (sal, azufre, yeso), los productos químicos inorgánicos, las frutas (uvas secas y pistachos), los textiles y los automóviles. (2)

Desde el 2004 las exportaciones de Brasil hacia Irán se duplicaron y Brasil fue, durante muchos años, el mayor “socio comercial latinoamericano de Teherán con sus exportaciones hacia Irán tan elevadas como las de Turquía”. (3) Sin embargo, a partir del año 2008 el comercio entre ambos países experimentó una caída de alrededor del 50 por ciento. Es por esto que durante 2008 y 2009 se registraron reuniones entre el Ministro de Asuntos Exteriores brasileño, Celso Amorim y su homologo iraní, Manouchehr Mottaki, en pos de estrechar los lazos comerciales y fortalecer la cooperación bilateral. Las áreas en las que Irán dijo estar interesado en tener una mejor relación fueron las de agricultura, veterinaria, energía, electricidad, petróleo y gas.

A pesar de que Irán posee cientos de acuerdos de cooperación con Venezuela, el comercio bilateral con ese país, apenas supera los 50 millones de dólares, por lo que es casi inexistente comparado con el que Irán tiene con Brasil, que en el 2007 superaba los 2.000 millones de dólares.

Política nuclear

Irán ya ha sido sancionado por el Consejo de Seguridad de la ONU en base a que en el marco de su programa de enriquecimiento de uranio ha actuado en contra de las recomendaciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).

Por ahora los únicos países latinoamericanos que apoyaron a Irán en la votación de la AIEA en 2006 fueron Venezuela y Cuba. En la constante búsqueda de aval internacional para su plan de energía nuclear, Irán también aspira al apoyo de Brasil. Ambos gobiernos coinciden en el derecho de todos los Estados a alcanzar la autosuficiencia energética y defienden el derecho de los países emergentes a investigar y generar su propia tecnología nuclear. Pero, a diferencia de Cuba y Venezuela, el apoyo de un régimen occidental y democrático como Brasil resultaría clave para Irán frente a la comunidad internacional.

Si bien hasta la fecha Brasil no ha brindado apoyo a Irán en las votaciones de los organismos internacionales, sí lo ha hecho retóricamente. Lula ha declarado a la prensa que Irán tiene el derecho de seguir adelante con su búsqueda de energía nuclear pacífica y que no debería ser castigado por las sospechas de los países occidentales de que sus intenciones son en realidad las de obtener armas nucleares de destrucción masiva. En efecto, Lula ha dicho en el 2007 en las Naciones Unidas que “Si Irán quiere enriquecer uranio, si quiere manejar el tema nuclear de forma pacífica, como lo hace Brasil, está en su derecho de hacerlo”. (4)

Política internacional

La actual política exterior brasileña, dirigida por Itamaraty, busca alcanzar un papel más prominente en la región sudamericana, como posible potencia regional. Para lo cual, en el último tiempo, intentó revitalizar el MERCOSUR y asumir compromisos políticos más fuertes en los asuntos regionales, como el liderazgo de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (MINUSTAH), entre otros. Al mismo tiempo, Brasil es hoy un actor global con intereses mundiales, que busca su inserción en el escenario internacional como uno de los jugadores en la alta política. Por tal razón, Brasil aspira a una reforma de las normas relativas al Consejo de Seguridad que le permita obtener un asiento permanente en el mencionado órgano de las Naciones Unidas.

El gigante sudamericano favorece el multi-lateralismo, el activismo dentro de instituciones internacionales, el balance de fuerzas regionales, y la creación de coaliciones. Resulta importante resaltar que Brasil ha podido encontrar puntos de contacto tanto con Estados Unidos como con gobiernos latinoamericanos más radicales y de izquierda.

Uno de los pilares de esta política exterior es el de la no intervención en los asuntos internos de otros países. Es así como el asesor de Asuntos Internacionales de la Presidencia en Brasil, Marco Aurélio Garcia, explica que Lula haya felicitado inmediatamente al presidente Ahmadineyad por su aplastante victoria en los comicios del 12 de junio, justificando las manifestaciones como una simple contienda entre seguidores de equipos de fútbol: “El presidente Lula, en su estilo, reflejó la prudencia de la diplomacia brasilera, que no puede ser confundida con temor, con vacilación. Es una prudencia que responde a una cuestión esencial- nosotros no nos metemos en situaciones internas de otros países”. (5)

Si bien es cierto que Lula ha manifestado el deseo de estrechar los lazos comerciales bilaterales con Irán, y ha mostrado un tibio apoyo en el tema nuclear, no menos cierto es que también ha expresado su preocupación en cuanto a las actitudes del gobierno iraní en la temática de negación del Holocausto. (6)

Brasil e Irán están buscando su lugar en el andamiaje del futuro orden político internacional. En ese contexto, tanto Ahmadineyad como Lula han expresado su deseo de afianzar su relación. En noviembre de 2008, el Canciller brasileño, Celso Amorim, describió la expansión de los lazos con Irán como una prioridad en la política exterior brasileña.

Elecciones en Irán: declaraciones de Lula

El pasado 12 de junio se realizaron en Irán las elecciones presidenciales que tenían como candidatos al actual presidente Mahmoud Ahmadineyad, y a su principal opositor, el conservador moderado Hossein Moussavi. El poco creíble resultado de 62,6% contra el 33,75%, que otorgó a Ahmadineyad la victoria, generó una fuerte movilización en las calles protagonizada por partidarios de la oposición, especialmente estudiantes y jóvenes, denunciando el fraude electoral. El gobierno respondió con violencia, arrestos, censura de los medios de comunicación y expulsión de la prensa extranjera, todo lo cual decantó en la crisis interna más grave que ha tenido el país desde la Revolución Islámica de 1979.

Ante estos acontecimientos, las reacciones de los diversos países fueron variadas. Estados Unidos y la Unión Europea esbozaron tibias declaraciones intentando evitar dar la sensación de interferir en el proceso. Francia e Inglaterra han sido quizás los únicos en aceptar un eventual fraude, mientras que Rusia, Venezuela y Brasil felicitaron al mandatario iraní por su triunfo sin elevar críticas frente a la legitimidad del proceso electoral.

El apoyo de Lula al gobierno iraní es el dato que genera más intrigas en la región latinoamericana. Resulta extraño que un país con las credenciales democráticas que posee Brasil tome la misma postura internacional que la Venezuela chavista para brindar apoyo al mandatario de un régimen teocrático autoritario acusado de fraude electoral.

Al momento de conocerse los resultados de las elecciones en Irán, el presidente brasileño, Lula da Silva, quien se encontraba en Ginebra, afirmó que “no hay pruebas” de que haya habido fraude, comparando las manifestaciones que denunciaban la manipulación de los comicios con una disputa entre seguidores de los equipos de fútbol cariocas Vasco da Gama y el Flamengo.(7)

Asimismo, en dicha ocasión, el mandatario brasilero expresó sus intenciones de viajar a Irán al afirmar que pretende definir una fecha para visitar ese país en el 2010, alegando que ambos países tienen intereses comunes y que se quieren profundizar los intercambios comerciales.(8) La invitación de Lula a Ahmadineyad de visitar Brasil sigue en pie, y el iraní afirmó recientemente que Brasil será el destino de su primera visita oficial al exterior desde su reelección como símbolo de gratitud hacia el apoyo público del gobierno brasileño en las elecciones presidenciales iraníes.(9)

Diez días después de las elecciones, mientras continuaban las manifestaciones y su violenta represión, Lula afirmó que en base a los resultados consideraba improbable que haya habido fraude. En ese sentido, expresó que “Existen cosas que son inexplicables en Irán… Aquí en Brasil la gente está acostumbrada a hablar de fraude electoral cuando la diferencia es del 1 por ciento o 0,5 por ciento. Pero cuando la diferencia es de un 30 por ciento no es posible tener fraude”. Por otra parte, del texto del artículo se infiere que si bien Lula, al igual que otros líderes internacionales, condenó la represión violenta, también la justificó por tratarse de “una oposición que no se conforma”.(10)

El asesor de Asuntos Internacionales de la Presidencia en Brasil, Marco Aurélio Garcia, declaró que Brasil lamenta el clima de violencia en Irán acontecido luego de las elecciones, pero afirmó que Brasil mantendrá su posición de no interferir en lo que considera asuntos internos del mencionado país.

Beneficios y desventajas del apoyo brasileño

Existen importantes y visibles diferencias entre el tipo de régimen político de Brasil e Irán. Este último es una República Teocrática Islámica, sometida al poder religioso de los ayatollahs desde 1979 -Revolución Islámica encabezada por Khomeini-. Desde 2005, año en que Mahmoud Ahmadineyad accede a la presidencia de Irán, el país se ve envuelto en una innumerable serie de conflictos internacionales. El mandatario declaró abiertamente su intención de destruir el único estado democrático del Medio Oriente, el Estado de Israel; inquirió sistemáticamente en la negación del Holocausto-Shoá; financia el movimiento terrorista Hezbollah, y apoya económica y políticamente a otros movimientos de carácter fundamentalista islámico. En los últimos años Irán se encuentra en el foco de atención internacional debido a su intención de desarrollar energía nuclear sin atenerse a controles de ningún tipo de los organismos internacionales. En la arena doméstica, el régimen iraní es acusado de perseguir a grupos minoritarios, como la minoría religiosa bahai, recurriendo a la tortura y el asesinato en muchas ocasiones.

Asimismo, Irán es acusado de haber perpetrado los atentados terroristas en Buenos Aires contra la Embajada de Israel (1992) y la Asociación Mutual Israelita Argentina-AMIA (1994) que dejaron más de un centenar de muertos. Si bien dichos atentados fueron previos a la llegada de Ahmadineyad al poder en Irán, siguen siendo hoy un tema en la agenda política con la Argentina y Latinoamérica.

Por su parte, Brasil es la democracia más grande de Latinoamérica, cuenta con más del 33 % de la población de la región, ocupa el quinto lugar a nivel mundial en territorio y se encuentra entre las primeras diez economías del mundo. A su vez es un país democrático, pacífico y pluralista que promueve los valores de la sociedad moderna y occidental.

A pesar de las mencionadas diferencias, pueden observarse numerosos beneficios para ambos países de estrechar su relación. Para Irán figura el posible apoyo brasileño en materia nuclear, intercambio económico, apoyo político de un país líder en la región latinoamericana fuertemente relacionado a países emergentes como India, China, Rusia (BRIC) y Sudáfrica y aspirante a ocupar un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU. Del lado brasilero también existen incentivos para estrechar la relación con Irán, los económicos ya mencionados y los relacionados a la estrategia de política internacional de Itamaraty. Sin embargo, frente al escenario post-electoral iraní no se advierte ningún incentivo positivo para un país democrático y pluralista como lo es Brasil de brindar su apoyo al proceso electoral llevado a cabo por Irán. El pragmatismo económico no es motivo suficiente para que un país con las credenciales democráticas de Brasil haga caso omiso de la naturaleza del régimen iraní que preside Ahmadineyad.


NOTAS

(1) Lieberman declaró que "Brasil es un país que tradicionalmente es muy fuerte, con lazos muy fuertes con el mundo árabe y también con muy buenas relaciones con Israel. Si fuera el negociador podría contribuir con el entendimiento entre los dos lados" Fuente: La Nación, “Propuesta de Israel para una mediación”, 23 de julio de 2009.
(2) Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, Departamento Comercial. Disponible en: http://www.braziltradenet.gov.br/ARQUIVOS/IndicadoresEconomicos/INDIra.pdf
(3) George Chaya, “América Latina: el nuevo objetivo de Irán”, en Safe Democracy Foundation, 6 de mayo de 2009.
(4) “Lula opina que Irán no merece ser sancionado por ONU”, Sitio del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, 26 de septiembre de 2007.
(5) Diario O Globo, “Governo brasileiro lamenta violência no Irã, mas não irá interferir”, 24 de junio de 2009
(6) En abril de 2009, luego de las declaraciones de Ahmadineyad refiriéndose al Holocausto como un “mito” y a Israel como “el régimen más cruel y racista” ante la II Conferencia Internacional contra el Racismo celebrada en Durban, Brasil emitió un comunicado oficial que reza: "El Gobierno brasileño conoció, con particular preocupación, el discurso del presidente iraní, que, entre otros aspectos, restó importancia a acontecimientos trágicos e históricamente comprobados como el Holocausto. El Gobierno brasileño considera que manifestaciones de esa naturaleza perjudican el clima de diálogo y entendimiento necesario al tratamiento internacional de la cuestión de la discriminación. Las autoridades de Brasil aprovecharán la visita de Ahmadineyad, prevista para el 6 de mayo, para reiterar al Gobierno iraní sus opiniones sobre esos temas" Fuente: “Conferência de Revisão de Durban sobre Racismo”, Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, Nota Número 171, 21 de abril de 2009.
(7) Diario O Globo, “Eleição no Irã - Lula perde outra chance de ficar calado”, 15 de junio de 2009.
(8) Diario O Globo, “Lula diz que não há prova de fraude no Irã e pretende visitar o país”, 15 de junio de 2009.
(9) Diario La Nación, “Ahmadinejad viajará a Brasil”, 21 de julio de 2009.
(10) Diario O Globo, “Com base em resultado, Lula acha difícil ter havido fraude no Irã”, 23 de junio de 2009.


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miércoles, 8 de julio de 2009

Mónica Pinto comenta el libro de la Fundación en Revista Jurídica La Ley

El pasado 18 de junio de 2009 la Dra. Mónica Pinto efectuó una reseña sobre el libro de la Fundación Abravanel intitulado "Terrorismo Internacional y Derechos Humanos. Apuntes para una Legislación Antiterrorista", para la Revista Jurídica La Ley.

Agradecemos especialmente a la Dra. Pinto por sus palabras.

A continuación les ofrecemos el mencionado comentario.

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Terrorismo Internacional y Derechos Humanos
Reseña por la Dra. Mónica Pinto.

El libro “Terrorismo Internacional y Derechos Humanos, Apuntes para una legislación antiterrorista”, con prólogo de Agustín Zbar, su Presidente y también profesor regular de la Facultad de Derecho de la UBA, es una obra de difusión sobre la necesidad de concebir e implementar acciones antiterroristas a nivel legislativo y político en los países – especialmente en la Argentina – respetuosas del estado de derecho y la vigencia de los derechos humanos. Se trata del resultado del trabajo llevado a cabo por la mencionada Fundación bajo la conducción de Ariel Romano Angel sobre un tema que, sin duda, es de suma preocupación y de muy sensible tratamiento en el derecho y en la política.

El trabajo está dividido en dos partes claramente diferenciadas. En la primera parte (Capítulo I), se desarrolla el tema del terrorismo internacional en el ámbito internacional y se pone de manifiesto la complejidad de la cuestión a partir de la inexistencia de una definición consensuada internacionalmente sobre la noción misma de terrorismo. Se pasa revista a las normas sectoriales en el tema desde la Convención de Tokio de 1963 sobre los ilícitos a borde de aeronaves hasta la más moderna que sanciona el financiamiento del terrorismo internacional. El tratamiento del tema en el contexto institucional universal y los contextos regionales – esto es, las Naciones Unidas, la OEA y la Unión Europea – permiten reseñar el trabajo del comité contra el terrorismo establecido luego del 11 de septiembre de 2001. La prohibición de los actos terroristas en el derecho internacional humanitario completa la reseña del conjunto normativo internacional. Con fundadas razones, esta exposición conduce a sostener que los actos perpetrados contra la sede de la Embajada de Israel el 18 de marzo de 1992 y contra la sede de la AMIA el 18 de julio de 1994 constituyen actos terroristas que lesionan la democracia y los fines que ella persigue.

En la segunda parte (Capítulo II) se propone un enfoque comparado para el análisis de la legislación antiterrorista. Así, con el fin de brindar elementos y contribuir a una eventual legislación regional, se parte del análisis de la ley 26.268 de la Argentina, se continúa con la presentación de la U.S. Patriot Act de los Estados Unidos, esto es el acrónimo sabiamente buscado de la legislación para Unir y Fortalecer a América proveyéndole adecuadas herramientas necesarias para interceptar y obstruir el terrorismo, y su crítica. Finalmente se exponen los criterios centrales de las normas antiterroristas de Canadá, Australia, España, Alemania y Gran Bretaña.

En anexo se transcriben normas, se ofrece una traducción de la US Patriot Act y, además, el texto de la conferencia que sobre este tema diera el Profesor Claudio Grossman, decano de Washington College of Law de American University (Washington DC), por invitación de la Fundación Abravanel.

La propuesta adquiere una relevancia especial porque está editado en castellano y porque su autoría es nacional. En este sentido, se trata de un punto de partida para posteriores y diversos desarrollos, tanto desde el punto de vista académico como de difusión.

Este texto es especialmente relevante en la Argentina donde los ataques terroristas a la sede de la Embajada de Israel (1992) y de la AMIA (1994) aún no han sido esclarecidos.

Más allá del lugar que cada uno de nosotros ocupe en este debate, resulta imposible no coincidir con la idea-fuerza que anima la publicación de este volumen: el terrorismo globalizado se erige como un enemigo de la convivencia pacífica y democrática de los pueblos y atenta directamente contra su calidad de vida.

La Fundación Abravanel, que toma su nombre del luchador y sabio portugués que en el siglo XV encabezó el exilio de los judíos de la península ibérica al no poder evitar su expulsión, tiene como objetivo constituir un espacio de reflexión, debate y propuestas sobre el futuro de la democracia, el respeto a los derechos humanos y la calidad institucional de Argentina, América Latina y el Estado de Israel.

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